La sociedad, la empresas, Europa y el mundo, vivimos en una etapa de
globalización en todos los niveles de existencia. Cualquier acción con cierta
relevancia repercute en las acciones que se registran a miles de km. Esto se explica en gran medida gracias
a las redes sociales y a que “todo” está conectado, íntimamente relacionado,
tal y como también lo explica la física de lo minúsculo.
Toda esta cultura social media, tiene demostradas ventajas
y facilidades para la vida, la información, la gestión del tiempo, la
diversión, las oportunidades de trabajo y un largo etc. Sin embargo, también se detectan algunos inconvenientes. En la actualidad, muchas
personas, sobre todo jóvenes permanecen a lo largo de la jornada “conectados” a
sus redes de referencia y esto se cobra un alto precio a nivel de salud,
tanto a nivel cognitivo como emocional. Las consecuencias son la falta de
atención, concentración, dispersión o dificultades para estar centrados en una
tarea que requiera rendimiento. También más tensión, más ansiedad, más estrés, lo que deriva a
largo plazo en mayor incapacidad para ser felices. Nuestra atención dirigida y
consciente la que nos lleva a centrarnos en el momento a momento, atendiendo a
las necesidades del “aquí y ahora”, nos lleva a sentir más plenitud y felicidad
y sobre todo a ser más eficaces en la concentración.
Desde esta sencilla investigación queremos observar qué perciben,
sienten, piensan y hacen estos dos jóvenes cuando (voluntariamente) se “desconectan”
de las redes sociales, muy presentes en sus vidas y sus rutinas.
Observaremos, describiremos, conoceremos y profundizaremos
en sus sensaciones, emociones y reacciones, para aprender todos. Las
emociones informan, colorean el presente, vigilan el estado de las relaciones,
evalúan si las cosas están saliendo como quieres, te preparan para la acción y
son saludables si están en relación con lo que pasa “aquí y ahora”, o no
saludables si vienen del pasado.
En realidad vamos a asistir a un proceso de “autocoaching”,
en el que los participantes van a experimentar momentos difíciles, tentaciones,
enfados, se sentirán tristes, impotentes o excluidos. Pero ante los obstáculos siempre emerge nuestra parte resiliente, la resistencia y
adaptación a la situación, capacidad que define la naturaleza humana y que nos
permite afrontar lo adverso. La meta como en todo proceso de coaching, es
mantener el compromiso de la desconexión. Esperamos que nos enseñen
sus vivencias, como se ajustan, de qué se dan cuenta y qué tipo de alternativas
encuentran. Sigue el experimento en Desconecta2
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