Hay cuatro pasos fundamentales hacia la intención:
El primero se llama disciplina: aprender una nueva tarea requiere entrenar el cuerpo para que actúe como desean tus pensamientos
Otro paso importante es la sabiduría: combinada con la disciplina consiste en centrarse y tener paciencia a medida que armonizas tus pensamientos, tu intelecto y tus sentimientos con el trabajo de tu cuerpo. Sin el tercer paso nada tiene sentido y es el amor: amar lo que haces y hacer lo que amas. Y finalmente el último paso es la entrega: es el lugar de la intención. Tu cuerpo y tu mente no llevan la batuta. Así te aproximas a la intención. Te dejas llevar por esa fuerza. Así te iluminas y puedes consultar a tu alma infinita y te llevará a donde crees que estas destinado a llegar.
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